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En la costa de Punta Diamante, Acapulco, se esconde un santuario donde el mar se convierte en escenario y el tiempo en aliado. Banyan Tree Cabo Marqués es un resort de lujo que combina vistas espectaculares del Pacífico con experiencias de bienestar y gastronomía de alto nivel. Aquí, cada detalle está pensado para que el descanso sea absoluto y el placer, una ceremonia diaria.

Cabo Marqués

Mañana: despertar con vistas y serenidad

Cada villa cuenta con ventanales de piso a techo que enmarcan el océano, además de una terraza privada con piscina infinita. El día comienza en La Nao, el restaurante principal, con desayunos que fusionan cocina internacional y acentos locales, siempre acompañados de un horizonte marino que invita a la calma. Después, una caminata por los jardines tropicales o un paso por las piscinas exteriores, gimnasio o biblioteca prolongan la sensación de retiro.

Mediodía: spa y bienestar

El Banyan Tree Spa abre de 9:00 am a 5:00 pm y ofrece rituales que mezclan tradiciones asiáticas con ingredientes locales como cacao, miel o lavanda. Entre los más solicitados: el Royal Banyan (150 minutos) y el Sense of Place – Mexican Healer (120 minutos). Sus pabellones privados, construidos sobre laderas con vistas al mar, convierten cada tratamiento en un acto de aislamiento sublime.

El Banyan Tree Spa

Tarde: gastronomía frente al mar

El almuerzo puede disfrutarse en La Nao o en Las Rocas Grill & Bar, especializado en mariscos frescos y cortes al grill. Para un intermedio más ligero, Las Vistas Bar & Lounge ofrece cocteles y tapas con panorámicas inigualables.

La Nao
Las vistas Bar & Lounge

Noche: cena de altura

La cena encuentra su punto culminante en Saffron, el restaurante insignia de cocina tailandesa auténtica servida al filo del acantilado. También se puede optar por la versatilidad de La Nao o por experiencias privadas como el Destination Dining, cenas diseñadas en escenarios íntimos frente al mar o dentro de tu propia villa.

Saffron

Extra: arquitectura y atmósfera

El resort cuenta con 45 villas independientes, muchas con piscina privada, diseñadas con un estilo que combina acentos asiáticos y materiales locales. Aunque no todas las áreas tienen playa directa, la ubicación sobre acantilados regala vistas imponentes y una atmósfera de retiro frente al Pacífico que redefine el concepto de desconexión.