Escápate al bosque: Valle de Bravo te espera
Antes de ser el refugio elegante de fin de semana que hoy conocemos, Valle de Bravo fue fundado en el siglo XVI por frailes franciscanos sobre un antiguo asentamiento mazahua.
¿Sabías que el lago fue creado artificialmente en los años 40? Y gracias a ese cuerpo de agua, el destino del sitio cambió para siempre: lo convirtió en un santuario de descanso y belleza natural.
Con el tiempo, este pueblo mágico del Estado de México se convirtió en un imán para artistas, deportistas y viajeros que buscan una conexión íntima con la naturaleza sin renunciar al confort. Su combinación de bosque, agua y arquitectura colonial le da un aire de calma suspendida, como si el tiempo aquí fluyera distinto.
															
		
Clima y paisaje. En octubre las temperaturas varían entre los 12 °C y los 23 °C, con mañanas frescas, tardes templadas y cielos ideales para actividades al aire libre.
Tranquilidad y exclusividad. Aunque es conocido entre los capitalinos, sigue siendo menos visitado que los grandes resorts de playa, lo cual resulta ideal para una experiencia de relajación y meditación más pausada.
Naturaleza + cultura. Rodeado de bosque de pino y abeto, el pueblo mira al lago de Avándaro y conserva un centro histórico con encanto colonial, cafés boutique y gastronomía local cuidada.
 
								 
								Valle tiene paisaje y calma
Más que un destino, Valle de Bravo ofrece un estado de ánimo: villas con vistas al lago, cocina de autor y la serenidad de los bosques que lo rodean.
Aunque no es una región vitivinícola, su atmósfera recuerda a la campiña italiana: refinada y pausada, que invita a la introspección.
- Hotel Rodavento: villas privadas, spa de hidroterapia en pleno bosque y arquitectura que funde naturaleza y modernidad.
- Actividades de wellness: kayak, parapente, senderismo o paseos a caballo, con atención personalizada.
- Gastronomía local: hongos de temporada, trucha fresca y cocina de autor en restaurantes boutique.
 
								 
								Qué hacer en otoño en Valle de Bravo
- Subir al Mirador La Peña para disfrutar de vistas panorámicas del lago.
- Navegar o remar al atardecer en el lago de Avándaro. 
- Recorrer el centro histórico, con sus calles empedradas, galerías y tiendas de diseño.
- Asistir al Festival de las Almas, evento cultural con música y arte, celebrado a finales de octubre.
- Disfrutar de una sesión de spa y bienestar en un entorno de bosque y silencio.
															 
															
Consejos para planear la escapada
- Llega por carretera desde la CDMX (aprox. 2 horas).
- Reserva alojamiento boutique con anticipación: la demanda aumenta en octubre.
- Lleva ropa de entretiempo: mañanas frescas y tardes templadas.
- Consulta las condiciones para actividades al aire libre como hiking o parapente.
															 
															
La Toscana mexicana
Valle de Bravo reúne todos los ingredientes para una escapada de lujo otoñal: paisaje sereno entre bosque y lago, arquitectura colonial con encanto, bienestar, gastronomía y un aire que evoca la Toscana mexicana.
Un refugio para quienes entienden que el verdadero descanso también es una forma de arte.




 
  
     

