¿Sabías que 85% de las oportunidades laborales llegan gracias a contactos? Yo tampoco. Hasta que el networking me sacó del estancamiento profesional.

Hace cinco años, mi carrera ejecutiva estaba en pausa. Tenía experiencia, logros, título… pero nada avanzaba. Entonces entendí algo clave: no basta con ser bueno, hay que ser visible. Y para eso, el networking es.

Pero hey, si piensas que esto va de repartir tarjetas en cócteles… nope.

¿Introvertido? Bienvenido al club

Siempre fui de conversaciones profundas, no de multitudes. Así que empecé por lo cómodo: LinkedIn. Dos horitas por semana. Luego, pequeños eventos. Cara a cara. Nada forzado.

Mi fórmula: ir con objetivos, preguntas listas y respuestas practicadas. No para sonar robot, sino para sentirme listo. Y funcionó.

Construye relaciones reales

El networking que transforma no es el de «¿qué me das?», sino el de «¿cómo puedo ayudarte?»

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  • Recomendar una vacante
  • Escuchar con atención

Eso construye confianza. Y la confianza, relaciones duraderas.

Lo que más me ayudó: mi capacidad de escucha. Mientras otros hablaban de ellos, yo conectaba con las historias de los demás. Eso deja huella.

El enemigo está en tu cabeza

El miedo al rechazo me paralizaba. Hasta que entendí: cada conversación es una oportunidad, no un juicio.

¿Qué hice?

  • Cambié mi mentalidad: no voy a venderme, voy a conectar.
  • Usé mis fortalezas: los introvertidos escuchamos mejor, y eso vale oro.
  • Practiqué mis historias: logros, retos, aprendizajes… contados con corazón.

Y sí, también aprendí a recordar nombres. (Repetirlos en voz alta ayuda muchísimo)

Resultado: una red real

Hoy tengo un ecosistema profesional que me impulsa, me inspira y me reta a seguir creciendo. No fue de un día para otro, pero sí fue transformador.

El consejo: empieza ya

El networking no es solo para extrovertidos. Es para quienes quieren crecer con autenticidad

  • Empieza hoy
  • Escucha
  • Aporta
  • Conecta

Y prepárate: las oportunidades van a tocar tu puerta