Porque el silencio en la cama a veces pesa más que las cobijas y la cama misma, hablar de sexo con tu pareja debería ser natural… pero la neta, muchas veces no lo es.

Da pena. Da miedo “romper el momento”. O ni siquiera sabes cómo sacar el tema sin parecer guía de TikTok, así que seguimos adivinando lo que al otro le gusta, evitando conversaciones incómodas… y dejando fuera una parte clave de la conexión: el deseo con dirección, la buena noticia es que hablar de sexo no mata la magia, l.a multiplica

¿Por qué cuesta tanto hablar de sexo (incluso con alguien que amas)?

  • Porque crecimos con la idea de que si hay amor, el sexo debe fluir solo (spoiler: no).
  • Porque confundir hablar con criticar es un clásico: decir lo que te gusta no es reclamo, es invitación.
  • Porque nadie nos enseñó a comunicar deseo… más allá del porno, las pelis o los silencios incómodos

Cómo empezar la conversación (sin sonar a terapeuta con anillos de cuarzo)

  • Fuera de la cama, por favor

Las mejores charlas sobre sexo no pasan justo después de hacerlo.

Busca un momento neutro, tranquilo, donde hablar no implique tener que “actuar” al instante.

  • Habla desde ti, no sobre el otro

En vez de: “tú nunca haces…” o “ya no me prendes”, prueba con:

“He estado pensando en que podríamos probar algo distinto…”

“Me encantaría que habláramos de esto con más libertad, ¿te late?”

  • Sé curioso, no correctivo

Esto no es una lista de pendientes, es una exploración, pregunta, escucha, comparte… y disfruta el camino

¿Y qué ganas al hablar de sexo?

Más placer, menos adivinanza

Conocer lo que funciona evita fingir, frustrarse o conformarse.

Menos tabú, más libertad

Lo que se dice, se mueve. Lo que se oculta, se estanca.

Más conexión emocional (sí, incluso si eres cero cursi)

Hablar de fantasías, límites o miedos crea cercanía. Y eso mejora lo físico también… por mucho

Porque el deseo no solo se siente. También se conversa.

Hablar de sexo con tu pareja no mata el misterio, lo transforma, lo vuelve más real, más tuyo, más disfrutable.

No tienes que tener todas las respuestas, solo la disposición de abrir la puerta a una conversación que lo cambia todo.

Cuando el diálogo entra en la cama… el placer sube de nivel.