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En la Roma, una casona porfiriana convertida en templo de la gastronomía contemporánea resguarda una de las experiencias más sofisticadas de la Ciudad de México: Casa Prunes. Más que un restaurante, es un escenario donde cada cena de maridaje se convierte en un relato sensorial.

Construida a inicios del siglo XX, esta joya arquitectónica fue hogar de familias prominentes y, con el paso de los años, testigo del vaivén de la ciudad. Hoy, rehabilitada con un respeto minucioso a sus detalles originales, combina su aire histórico con un espíritu vanguardista que la vuelve destino obligado para quienes buscan experiencias gastronómicas memorables.

Casa Prunes
Casa Prunes

El arte de maridar con intención

En Casa Prunes, el vino no es un acompañante: es protagonista. Cada etiqueta se selecciona con precisión para dialogar con los sabores creados en cocina, generando una narrativa que va del primer sorbo al último bocado. No se trata de recetas fijas, sino de una propuesta viva que cambia con la temporada, las uvas y la inspiración del chef.

Casa Prunes
Casa Prunes

Un escenario que enamora

La atmósfera es parte de la experiencia: techos altos, lámparas Art Déco, muebles de época y detalles modernos que dialogan con la herencia del edificio. Todo invita a bajar la velocidad, dejarse guiar por el sommelier y redescubrir lo que significa cenar con elegancia.

Casa Prunes
Casa Prunes

Experiencias que trascienden la mesa

Las cenas de maridaje en Casa Prunes no buscan solo deleitar el paladar, sino llevarte por un recorrido histórico a través del vino. Cada copa abre una conversación distinta: del carácter mineral de un blanco europeo al abrazo sedoso de un tinto mexicano. La narrativa se construye sorbo a sorbo, en una velada pensada para el hombre Royal que entiende que el lujo está en los detalles.

Casa Prunes
Casa Prunes

Royal Tip:

Si vas a Casa Prunes, reserva con anticipación para una cena de maridaje. La experiencia se disfruta mejor sin prisa y con mente abierta: deja que el vino sea tu guía de la noche.