Octubre nocturno: la guía secreta para vivir la CDMX más elegante
Cuando el otoño cae sobre la Ciudad de México, las luces bajan de tono y la noche se vuelve un ritual elegante. Octubre y sus espléndidas lunas invitan a quienes saben disfrutar del silencio entre copas, de las conversaciones lentas y de los placeres que no buscan atención, sino memoria.
Esta guía recorre los espacios más íntimos y sofisticados de la capital —bares ocultos, cenas con vista y música que se saborea despacio— para vivir una noche Royal en la CDMX.
															 
															
Rayo — alquimia moderna en la Roma
Álvaro Obregón 106, Roma Norte
Entre luces suaves y arquitectura contemporánea, Rayo brilla como una de las barras más premiadas de América Latina. Recién incorporado a The World’s 50 Best Bars, redefine la coctelería mexicana con una precisión casi ritual.
Su cóctel estrella, Mito Fundacional, mezcla mezcal, cacao y chile ancho: una oda líquida a la identidad nacional.
Ambiente elegante, sin estridencias. Un refugio donde el lujo se mide en detalles y en conversación.
 
								Cena íntima con vista y barrica oculta — Four Seasons
Av. Paseo de la Reforma 500, Cuauhtémoc
El Four Seasons conserva su aire clásico, pero en octubre se vuelve pura magia. Las cenas privadas entre jardines y barricas evocan un México sofisticado, acompañado de vinos nacionales de autor.
El ritual ideal: llegar al atardecer, ver cómo se apaga el cielo sobre Reforma y dejar que cada copa revele un matiz distinto de la ciudad.
Brujas — hechicería líquida en la Roma
Orizaba 87, Roma Norte
Inspirado en la herbolaria mexicana y en la energía femenina, Brujas es un lugar de misterio y sutileza. Cada cóctel parece un conjuro; cada ingrediente tiene un propósito.
El ambiente es íntimo, aromático, casi místico. Perfecto para una noche que busca deseo, complicidad o introspección.
 
								 
								Hanky Panky — el arte del secreto
Dinamarca (dirección reservada), colonia Juárez
Entrar a Hanky Panky es aceptar un pacto con la discreción. Este speakeasy —también en The World’s 50 Best Bars— conserva la magia del secreto: entrada camuflada, servicio personalizado y cócteles de precisión milimétrica.
Ideal para quienes entienden que la elegancia no se exhibe: se disfruta en voz baja.
 
								Maison Artemisia — París en penumbra
Tonalá 23, Roma Norte
Inspirado en el París bohemio de los años 20, Maison Artemisia rinde culto a la absenta y a la charla pausada.
Lámparas ámbar, sillones de terciopelo y servicio casi teatral crean un ambiente de otro tiempo.
Pide la Fée Verte y deja que el anís y el humo diluyan la noción del reloj.
 
								 
								Xaman Bar — lo sagrado y lo sensorial
Copenhague 6, colonia Juárez
Subterráneo, envolvente, chamánico. Xaman combina diseño, humo y sonido para crear una atmósfera mística. Celebra ingredientes prehispánicos y la coctelería ritual.
El Xoloitzcuintle —mezcal, chile y piña rostizada— es su emblema. Más que un trago, una ceremonia que se siente en la piel.
 
								Casa Franca — jazz, penumbra y vino
📍 Mérida 109, Roma Norte
Entre cortinas y saxofones, Casa Franca es el corazón sonoro de las noches más elegantes de la Roma.
Presentaciones en vivo, coctelería clásica y ese aire de club de Chicago o de París que invita a quedarse hasta tarde. Ideal para cerrar la velada con vino y buena charla.
 
								Cena maridaje secreta — Sofitel Mexico City Reforma
Paseo de la Reforma 297, Cuauhtémoc
En el piso más alto del Sofitel, el Club Millésime organiza cenas privadas con vista panorámica de la ciudad. Cada menú es curado por su chef ejecutivo y maridado con champagnes o vinos franceses exclusivos.
Una experiencia por reservación, pensada para pocos: discreta, impecable y absolutamente inolvidable.
 
								Cierre Royal
En octubre, la noche de la CDMX no se trata de ruido ni de fiesta: es un ejercicio de reposo, de calma, de ir despacio.
Cada rincón de esta lista invita a redescubrir el placer de la conversación, el ritmo lento de una copa y el silencio elegante de los lugares donde la exclusividad no se presume, sino que se intuye.
Porque el verdadero lujo —como la buena noche— no se grita: se respira en modo calma.



 
  
      
								 
								

